Una fragancia que captura el espíritu tierno y filosófico de esa historia donde un pequeño viajero descubre que lo esencial es invisible a los ojos.
La rosa abre la mezcla con un aroma delicado, puro y ligeramente dulce, como el recuerdo de un amor frágil y luminoso que necesita cuidado para florecer. Es una nota que invita a detenerse, observar y sentir.
La naranja aporta un brillo cítrico que despierta el ánimo, recordando la energía juguetona de ciertos planetas diminutos, conversaciones inolvidables y miradas que cambian el rumbo de un viaje entero. Es fresca, optimista y profundamente humana.
El almizcle envuelve todo con una calidez suave y aterciopelada, como las noches tranquilas en las que uno contempla el cielo buscando respuestas. Añade profundidad, serenidad y un toque íntimo.
El resultado es un aroma poético, suave y lleno de luz, perfecto para quienes ven belleza en lo pequeño y magia en cada estrella.